Lo que tienen las sorpresas....

 Me bajo de aquel tren con una única idea en mi mente, tú. Camino desorientada por la estación, hasta arriba de gente, viajeros, turistas, madres, padres, hijos, hermanos, familiares, veo abrazos, besos, gritos de alegría, lágrimas de felicidad;sigo esperando mi taxi, ¡PIIIIIIIIIIII! Ahí está, me subo y le indico la dirección, la tuya, la nuestra, la de siempre. El coche arranca y yo me asomo a la ventana, observo bien las calles, como algunas han cambiado, ahí hay un nuevo semáforo, en esa esquina hay una tienda nueva, ese hotel no estaba ahí, pequeños cambios que los ojos no perciben, pero la mente sí, ahí esta, la primera casa a la derecha, sigue igual, la fachada de un color corinto, la valla está más blanca que antes, la habrá pintado, las ventanas adornadas con flores, margaritas, mis favoritas, me bajo del taxi y abro la verja, blanca, sí, la ha pintado, recorro el camino de pequeñas piedras hacia la casa, el césped , la piscina a la derecha, la mesita y la barbacoa a la izquierda, un neumático que hace de columpio; tal como lo había dejado. Llego a la puerta y llamo al timbre, que raro, no hay nadie, es normal, el cree que sigo en Roma, lo que tienen las sorpresas... Abro el bolso y saco mis llaves, entro, si, parece que no hay nadie, la decoración ha cambiado totalmente, pero la distribución de la casa es la misma, sí, eso parece, la cocina ha pasado de colores  blancos y verdes pistachos a rojo y negro, el salón ya no tiene ese toque divertido, parece... más serio, el cuarto de baño sigue igual, tiene más cosas de lo normal, él no usa muchos potingues pero no le echo cuenta, subo por las escaleras, no están nuestras fotos, en su lugar hay cuadros , muy bonitos, no lo niego pero ¿y nuestras fotos? Subo a la segunda planta, las paredes son más oscuras, no tienen ese blanco que me gustaba tanto, ahora son color tierra, serio, pero no me disgusta, de repente echo en falta a mi perro, "Simba", habrá salido a pasear con el perro, pienso, abro la habitación del cuarto de baño, veo cremas, maquillaje, gomas del pelo, pasadores, cosas que yo no había dejado ahí, entonces me doy cuenta, suelto todas las maletas y voy corriendo a la habitación, tal como me esperaba está ahí, dormido, con"ella", ahora todo encaja, la decoración, el césped demasiado arreglado, la voz rara, los gritos que se oían por el teléfono cuando el me decía que estaba con la hermana y los niños, de repente la desconocida se gira, la mata de pelo negro se le aparta de la cara y la veo con claridad, ella, precisamente ella, por eso el perro no está, es alérgica, los cuadros, la cocina, el cuarto de baño, ella. Ella con él. Ella, mi mejor amiga, mi pequeña, mi hermana.